No apostaba un duro a encontrar a nadie en medio de tanta gente. Pero no sé qué tiene el Jara Club que lo bueno tiende a lo bueno. Y así sucedió el sábado durante la exhibición aérea. Este plan tuvo un toque distinto, ya que se sumaron varios padres como Luis, Gabriel y Antonio Las inconfundibles sonrisas de Marcos T y Jorge O lo inundaban todo. Pero hagamos flashback, porque no todo fue tan sencillo.

Cuando uno tiene un objetivo claro, es capaz de superar todos los obstáculos para lograrlo. Eso fue lo que tuvieron que hacer 5º y 6º para llegar a la base aérea de Torrejón.

En poco tiempo el parking quedó colapsado, por lo que llegar allí era casi imposible. Pero como a Ramón no lo para nadie, decidieron lanzarse en lanzadera, y así lo consiguieron (el que estuvo sabe a qué me refiero).

Una vez allí el espectáculo fue increíble. Todo empezó con la patrulla acrobática italiana, para dejar paso a la francesa y terminamos la mañana con la mejor de todas: la patrulla Águila, que nunca defrauda. Comimos mientras veíamos avionetas haciendo piruetas. Sobre las cuatro cayó la gran tromba de agua. Aún así ni una queja. Antonio G, Juan A, Gonzalo C y compañía aguantaron como jabatos. La guinda del pastel fue el F-16 holandés que rugía tanto que alguno tuvo que taparse los oídos.

Ya por la tarde se les unieron primero y segundo de la eso, que también tuvo su aventura. Conforme nos acercábamos al sitio veíamos carteles de parking completo. ¿Qué hacer? Acudimos al gran Javier que con mucha seguridad siguió avanzando. Juan T también demostró tener fe en él, ya que mientras el resto del coche dudaba, el no.

Terminó la exhibición y la segunda parte del plan era en la bolera. Mala suerte, estaba cerrada. Menos mal que el Burguer King llegó en nuestra ayuda y lo compensamos con una merienda. El menú estaba muy claro: big king con patatas y bebida, por supuesto recargable. Solo Juan G se atrevió con unos aritos.

Nuevo planazo del Jara, sencillo pero espectacular y redondo.