Si tuviésemos que resumir el plan de Puçol en una palabra no sé si sería capaz: playa, barco, paella, sol, Valencia, Gulliver, aventura o planazo serían alguna de ellas.

Todo empezó el viernes a primera hora. Pocos pero valientes salimos hacia el levante. Sol y playa fue lo que nos encontramos. Fue llegar, ponerse el bañador, y primer chapuzón del puente. Como el tiempo acompañaba, las palas, el volley y las cometas fueron nuestras distracciones. A última hora de la tarde nos acercamos a valencia y disfrutamos de un paseo por la ciudad del Turia. Un monopoli, en el que Fernando H arrasó, amenizó la noche y el final el primer día.

El segundo día vino lleno de sorpresas. Jesús, nuestro anfitrión, nos sacó a navegar durante tres horas y nos hizo una paella valenciana de la que no quedó ni un sólo grano de arroz. Éxito total. Para algunos como Juan A., el paseo por el mediterráneo fue el primero en barco, para otros como Manu C. ocasión para demostrar sus buenas dotes al timón. La tarde la pasamos en el parque de Gulliver. Sus toboganes no se resistieron a ninguno de los aventureros. Por la noche, disfrutamos de una película de Bruce Willis llena de acción, tiros y risas.

El último día amaneció más soleado que ninguno. Después de asistir a una Misa en Valenciá, nos despedimos de la playa con más baños, cometas, volley y palas. Alguno ya está contando los días para la próxima escapada bien por lo bien que se lo pasó, bien por lo bien que se lo podría haber pasado. Y es que irse a la playa mola, pero irse a la playa con el Jara mola más!

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