Y por fin llegó. Después de dos años esperando su regreso, su nobleza, el afamado y adinerado y admirado y prestigioso Conde de Mayerlitz, hizo su aparición en los salones – preparados para la ocasión – del Nuevo Jara.
Anteriormente, el servicio de bienvenida de los invitados al gran banquete bianual que organiza el Conde para festejar la figura de su antepasado el gran Augustus Mayerlitz, preparó a los nobles venidos de distintos puntos del planeta tierra, que fueron distribuidos en función de rango y edad. Más de cincuenta sillas fueron ocupadas en esta nueva edición del banquete, y desde los balcones de prensa se podían observar distintos trajes de gala y ropajes típicos de las zonas más nobles. Estos son algunos de los títulos nobiliarios que se escucharon anunciar en la sala del banquete: el Vizconde de Pretoria, el Jefe de la tribu Hutu de Sudáfrica, un Jefe Indio del Lejano Oeste – del clan de los Apaches, para ser exactos –, un Comandante de las tropas Germanas del Este, el Marqués de Cuesta Blanca, los Infantes de Fuente del Saz, los Duques de Algete, el Comodoro Norrington, sin contar todas aquellas familias con ascendencia real, noble o con cualquier tipo de sangre azul.
El discurso de bienvenida fue muy emotivo, y estuvo cargado de emoción, ya que el Conde de Mayerlitz anunció una sorpresa para el final. Hasta entonces, el servicio de Hostelería del mejor reparto francés – encargado a los experimentados mayordomos de 2º de ESO –, distribuyó los manjares y los refrescos por todas las mesas. El menú consistió básicamente en un Puturrú de Foie como entrante, pasando a unos Rododendros de Oca bañados en salsas de aguacate y besamel, junto con unos dulces glaseados con el mejor azúcar de bambú que jamás se podría encontrar, todo ello regado con suculentas bebidas del trópico maltés (para los que no estén habituados a este tipo de manjares, podemos advertir que los componentes de este menú son vulgarmente llamados gofres con siropes de distintos sabores, donuts, donetes, Fanta de limón y de naranja y Coca-Cola…).
Y por fin llegó el gran momento: el Conde anunció el mensaje por todos esperado. Fue un momento muy emotivo, con una fuerte carga emocional, histórica y nunca antes pensada: el Conde de Mayerlitz anunció su despedida, para siempre… Y en su generosidad máxima anunció que quien consiguiese superar una serie de pruebas recibiría el Legado del Conde: todas sus tierras, posesiones, títulos, pertenencias, bancos… todo lo suyo pasaría a formar parte de una de las familias de los cursos del Jara.
Tras despedir al Conde entre pañuelos blancos y lágrimas que surgían de los ojos rojos de la emoción de los convidados, todos empezaron a resolver como locos, pista tras pista, las distintas pruebas que había dejado preparadas el Conde. Como en todo, solamente puede haber un ganador. Esa tarde, fue el turno de los de 5º de Primaria, que se convirtieron en los herederos del Conde de Mayerlitz y recibieron una buena dosis de chucherías cada uno.
En fin. Una gran fiesta donde todos pudieron despedirse del Conde de Mayerlitz. Aunque, quién sabe: a lo mejor dentro de dos años el actual Conde vuelve a organizar su tradicional fiesta…
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