Han sido meses de mucho trabajo, mucho sacrificio y muchas oraciones. Todos en el Jara Club hemos puesto nuestro granito de arena para que estos días fueran inolvidables.

 

Gracias, gracias, gracias. Por tres veces el Prelado de la Obra, agradeció a los organizadores, especialmente a los voluntarios. Y es que el papel de los voluntarios fue especialmente sacrificado por la escasez de horas de sueño.

 

Desde el Jara aportamos lo mejor que teníamos: Nacho M, Luis W, Miguel W, Javier A, Fernando D, Jose C., Gonzalo S. y Álvaro G, capitaneados por Ramón Borrás.

 

Dirigir autobuses, ayudar a los asistentes y sobre todo sonreír fueron algunas de las misiones de este equipo de cracks.

 

Aun así los pequeños no se quedaron atrás. Sería muy largo incluir todos los nombres y podría dejarme alguno. A todos vosotros: gracias de corazón. El Jara está orgulloso de vosotros.

 

Fundamentalmente hicieron de guías de comunión. Una vez más, Sabus tuvo que intervenir y organizar un poco todo aquello.

 

Algunos, como Álvaro S y Marcos P, consiguieron hacerse un selfie con José Ignacio, el niño del milagro

 

Mientras tanto mucho movimiento de personas de un lado a otro.

 

El sábado se durmió poco por los nervios y porque había que estar muy temprano en Valdebebas para recibir a todo el mundo. Alrededor de 170.000 personas de todos los países iban a darse cita en Madrid. Las lanzaderas funcionaron de maravilla y los nuestros pudieron llegar a su destino.

 

Saso y su fiel escudero Jaime A, controlaron rápidamente la periferia de la zona A.

 

Fueron también momentos de reencuentros. Algunas familias del Jara pudieron hacerse una foto con don Leo, como los Arvilla, los Torquemada y los Infante.

 

Llega el lunes y toca volver a la normalidad. Han sido días de gran desgaste pero muy provechosos.

 

Ahora solo nos queda seguir