“Una convivencia top”. Así es como resumía Jacobo H. el curso de inglés en Gaztelueta. Y no es para menos. Porque más allá de los planes Bilbao tiene un algo especial. “Indescriptible”, decía uno. Tal es así que a pesar de durar dos semanas –para muchos nunca habían estado tanto tiempo fuera de casa-, todos se quedaron con ganas de más.
Porque además pudimos tener la suerte de contar con un auténtico marine venido de los Estados Unidos: nuestro Mike. Él enseñó cómo hacer flexiones con una mano antes de dormir, levantarse en una portería de rugby, cazar animales con arco… Vamos, todo lo que un marine hace un día cualquiera. Aunque pueda parecer mentira, el juego de la convivencia no fue ni el fútbol ni los lobos, sino el Infectado. El que tenga duda sobre cómo se juega que le pregunte a Íñigo A. todo un maestro en caer infectado. Solo un juego le pudo hacer sombra: el Dixit.
Para el recuerdo quedará la emoción de las finales de fútbol, donde el Jara siempre dio la cara; el salto del Faro del Caballo, donde solo unos pocos se atrevieron a lanzarse; ese paseíto en barco y la guerra de tirarse las camisetas mutuamente; las cenas en la playa… Grandes momentos. Grandes risas. El Excellence espera a unos el año que viene. Pero para otros Bilbao volverá a ser la capital del verano.
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