La Supercopa nunca defrauda. Ganes o no ganes. Tengas un equipo con nombre propio, o te juntes con gente fabulosa. Al final, estar en Torreciudad es siempre una ocasión estupenda de pasárselo en grande, y acordarse de todas las cosas grandes que tenemos y tienen en la cabeza nuestros amigos y nuestras familias.
Pocos, pero en familia. Carlos Torquemada, Miguel Bernedo, Mario y Yago Herrero, Gonzalo, Álex, Álvaro y D. Leo. Entre subidas y bajadas, estos éramos los elegidos.
Para el campeonato futbolísticos nos aliamos con Códec y el Club Arqueros, de Sevilla. Muy agradecidos con todos los integrantes de ambos clubes. Gente buena. Gente güena.
Mucho fútbol, como no puede ser de otra manera; y mucha agua. Eran los últimos días del verano y había que conquistar todo el pantano. Saltos al vacío.
El sábado 1 de septiembre, tuvimos la suerte de participar en una tertulia con el Padre muy cerca de El Poblado. Llegamos bien y tomamos buen asiento. Estar con una persona santa siempre estimula a ser mejores. Y salimos de ese encuentro pensando mucho. El Padre nos había tirado a todos para arriba, poniéndonos muy cerca del Papa, animando nuestro afán de santidad y nuestra audacia apostólica. Al día siguiente volvimos a verle, en esta ocasión en el Santuario, en la ordenación de tres nuevos sacerdotes del Opus Dei.
Algunas de las imágenes que ilustran este breve artículo reflejan sólo el 2% de lo bien que nos lo pasamos. Para el año que viene nos hemos dado cuenta de que tenemos que ser muchos más. Aspiramos, como poco, a tener equipo propio. El Jara siempre tiene muchas cosas que decir… en un terreno de juego…
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