El domingo 18 de noviembre abrimos las puertas del nuevo Jara de par en par. Y ya casi se nos hizo pequeña la nueva sede. Empezamos el openhouse con la Santa Misa a las 12.30. Primer recuento: al menos más de cien personas en forma de familias enteras. Desde el oratorio nos dirigimos al salón de actos, donde hubo que colgar el billete de «no hay huecos». Literal. Allí, José Antonio nos explicó las formas de colaboración con la nueva sede, porque el Club es de todos, y es tradición del Jara que la casa, que está ya bastante hecha, se pone siempre con la ayuda de nuestras familias.
Poco después se encendió el pantallón, y disfrutamos una vez más del documental Informe Jara 94: un éxito de crítica y público donde queda claro qué es el Jara y qué significa el Jara en la vida de las personas que pasan y han pasado por su sede, tanto en Pablo Aranda, 16 como en Menéndez Pidal, 35. Finalmente, cerramos la jornada con un aperitivo especial. Aún hay cacahuetes por algún rincón de la casa. Es lo que sucede cuando hay decenas de niños de todas las edades pululando por la casa. Es lo natural… Aunque el Jara siempre tiene sus puertas abiertas, el éxito de este openhouse oficial demuestra dos cosas: que esta nueva etapa empieza muy fuerte, y que las familias del Jara están pletoricas con un cambio material espectacular.{phocagallery view=category|categoryid=98|limitstart=0|limitcount=0}
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