Queridísimos residentes, socios, familias, antiguos socios, amigos y por supuesto bichos del Jara Club:
Roma es espectacular. Desde que llegué aquí hace una semana no he parado de sorprenderme. Sus calles, su ambiente, sus olores… perdón (faltaba una «c»): sus colores… No es extraño que al girar una calle de pronto aparezca una plaza en la que hay una iglesia imponente (imponente… para los de quinto: muy grande). De hecho, es lo que me ha pasado hoy mismo después de matricularme en la Universidad (estudiantes: vuelvo a la vida del estudiante; os entiendo ahora mucho más…). Pues eso. Que iba caminando por la calle, bordeando el edificio de la Universidad, cuando después de atravesar un arco de unión entre dos edificios (muy común, por cierto, aquí en Roma) me he encontrado frente a la Iglesia de San Agustín, situada en la plaza de San Agustín (muy originales estos romanos…), donde está enterrada nada más y nada menos que Santa Mónica, la madre de San Agus… Me he acordado de encomendar especialmente a todos los de la carretera de Burgos…
Aquí la vida, como podéis imaginar, es en italiano. De esto me di cuenta nada más salir del avión. Menos mal que los carteles tienen dibujos y esas cosas, que si no… Poco a poco voy consiguiendo enterarme de las expresiones más importantes. Los italianos son supercomprensivos. En seguida se dan cuenta de que eres extranjero y te tratan con mucha paciencia. Tienen un estilo propio, especial. No sé… Son majetes… Eso sí: la ciudad es un caos total… El tráfico es increíble: por un lado todo el mundo hace lo que quiere, y por otro nadie se queja de que alguien haga lo que quiere… Por ejemplo: si yo cruzo por el medio de la calle y viene un coche, el que está en el coche frena, espera a que pase y luego continúa… No toca el claxon, ni grita, ni me insulta… ni siquiera baja la ventanilla… ¿Por qué? Porque él también lo hace… el también cruza la calle por donde quiere… Es un equilibrio especial al que ya me he acostumbrado…
Y qué decir del día a día durante esta semana… La verdad, han sido días muy intensos. Uno de los días más emocionantes fue el domingo: fui a rezar el ángelus a la plaza San Pedro con el Papa. La plaza estaba repleta de gente, ya que se celebraba una misa con una representación bastante numerosa de todos los catequistas del mundo… Aunque al Papa se le notaba cansado, habló muy claro antes del ángelus… Os puedo asegurar que llegar un sábado por la tarde-noche y el mismo domingo ver al Papa es una experiencia difícil de olvidar. El lunes fue un día intenso también: estuve dentro de la basílica dejando todas las intenciones de los residentes, socios, familias, antiguos socios y amigos (no… por los bichos no recé…), a los pies de San Pedro. Que sepáis que vivir en la misma ciudad que el Papa tiene un «no sé qué» difícil de explicar. Espero tener más oportunidades de estar cerca de él.
El día 2 fue un día especial, como sabréis. Tuve la suerte de asistir a una misa con Mons. Javier Echevarría, el Prelado del Opus Dei. Además tuvimos tertulia y pude estar sentado muy cerca de él. Fue muy emocionante.
El resto de los días han sido todos distintos, pero repletos de emociones. Estoy pensando en escribir un libro o algo así contando mis aventuras por Roma. Cuando lo publique os aviso, ¿vale?
Hay muchas cosas que echo de menos: la entrada del Jara repleta de mochilas, preparar la fiesta de lo que toque (¿Jara Bronx?), o el 3X3 del día 12… gran día por cierto… ejem… ejem… o un buen ajo duro después de las actividades, o los gritos de los chavales en la leonera, o el olor de bichos, o la sala de estudio a rebosar, o tantas y tantas cosas que se viven en ese mítico lugar que es el Jara… Por cierto, que aquí la palabra mítico también se usa, y cada vez que me presento a alguien y le digo que he vivido en el Jara dice: «hombre, el mítico Jara…» Je je…
Bueno ragazzi! Os dejo mi mail para lo que queráis… pablogbv@gmail.com Espero tener noticias de la vida del Jara, de los residentes, de los socios, de las familias, de los antiguos socios, de los amigos… vale Galis… también de los bichos…
Arrivederci a tutti! Un abbraccio!
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