Con motivo del 85 aniversario de la fundación del Opus Dei, publicamos unos textos publicados en www.opusdei.es en los que don Álvaro del Portillo, primer sucesor de san Josemaría y futuro beato, explica el mensaje de la búsqueda de la santidad en la vida cotidiana.
Más bien es preciso decir, gritar sobre los tejados (cfr. Mt 10, 27), que el poder de Dios no se ha empequeñecido — non est abbreviáta manus Dómini (Is 59, 1)—, e incluso que esa potencia es más actual que nunca. Son muchos, en efecto, los que reciben y ponen en práctica esta llamada divina; personas a quienes la gracia del Señor otorga el poder de comportarse como hijos de Dios, de vivir y morir en su amor.
(Homilía en el 60º aniversario de la fundación del Opus Dei).
Opus Dei – San Josemaría, don Álvaro y Mons. Javier Echevarría, en 1974.
San Josemaría, don Álvaro y Mons. Javier Echevarría, en 1974.
Se conmovía el pensar en la maravilla de un Dios todopoderoso que ama a los hombres hasta el extremo de olvidar nuestras rebeldías y nuestras infidelidades, de perdonar nuestros pecados, de mendigar de nosotros una respuesta de amor. Y veía con claridad el valor de la libertad, la necesidad de contribuir a que los hombres apreciaran a fondo ese don divino de ser libres».
(Carta pastoral, 1-X-1984).
Todo el quehacer cotidiano, y hasta lo que parece pequeño, o incluso insignificante, lo asume Dios, para atribuirle un puesto preeminente en el plan divino de la Salvación y de la santificación. La claridad de esta estrella, María, nos revela con tonos nuevos el valor colosal de lo poco, de lo oculto ofrecido con fe y con amor.
Ahora, tenedlo muy en cuenta en cada instante, nos toca a nosotros realizar con plenitud de fe el diario quehacer. Necesitamos una gran visión sobrenatural; necesitamos aprender de María a contestar con un sí decidido y firme a la cooperación que Dios nos pide.
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