El pasado sábado tuvo lugar un acontecimiento muy especial. La sede del Jara se transformó, de la noche a la mañana, en uno de los barrios más mafiosos de la ciudad de Chicago. A eso de las seis de la tarde, los socios de 5º de Primaria a 2º de la ESO aparecieron con sus mejores galas para disfrutar de una de las fiestas más esperadas del año: el Jara Bronx.
La seguridad del recinto, organizada por los socios de 2º ESO – Carlos Torquemada, Alfonso Pérez de Herasti, Jaime Arvilla, Guillermo Álvarez de Murga y Diego Gil-Casares – y capitaneada por Javier de la Rubia, se encargó de requisar cualquier arma que pudiesen llevar los que se atrevían a cruzar la puerta. Antes de entrar en sus respectivas bases, cada mafioso entregaba su arma, haciendo ver que sus intenciones eran totalmente “colaborar con las fuerzas del bien”, y sabiendo que en algún momento lograrían recuperarlas…
Cuando todos estaban en sus bases, el Padrino fue dando la bienvenida a cada uno de los grupos, explicando cómo podían ganar más dinero en el casino o qué armas eran las mejores. Sus consejos valieron la pena. Jesús Sánchez Jáuregui fue uno de los pocos que se atrevió incluso a hablar con él en persona, contándole las últimas batallas de la 2ª Guerra Mundial.
El Padrino fue paseándose por toda la ciudad, saludando a sus amigos y esquivando a sus enemigos. A los primeros les lanzaba billetes… A los segundos ni los quería ver.
El casino era una máquina de apuestas: bingo, ruleta, carrera de caballos, dardos… Los gánsters arriesgaban su dinero con la esperanza de que se multiplicase. Incluso el ring tuvo su interés para las apuestas de boxeo. Uno de los grandes ganadores de la tarde fue Rodrigo Fernández Calvo, que ganó dos veces seguidas a las carreras de caballos – hay abierta una investigación al respecto, ya que el encargado del juego era su hermano… –, o Javier Ortiz, que consiguió una puntuación de 100 puntos en los dardos.
Pero esta no era la única manera de ganar dinero. En la armería – una sala camuflada como la gran tienda de muebles –, los grandes mafiosos cambiaban sus preciosos billetes verdes por distintas clases de armas. Pero cuantas más pistolas, escopetas o revólveres tuviesen en su poder, más fácil les sería conseguir dinero atracando el banco… Algunos, como los de 1º ESO con Marcos Poole y Suso del Amo a la cabeza, intentaron hasta cinco veces conseguir que el banquero Galindo les diese los lingotes, pero no siempre salieron victoriosos…
Sin embargo, el riesgo de ser arrestado por los agentes de policía era muy alto. Cualquier ciudadano que fuese descubierto con un arma era interrogado y arrestado, y por supuesto su dinero pasaba a formar parte de las arcas del comisario. Juan Yanes, Juan Torres, Jaime Cedrón, Ignacio Infante y David Teixidor fueron algunos que visitaron con frecuencia la comisaría.
La policía recibió varios soplos de que en el casino se estaban cometiendo apuestas ilegales, y varias veces irrumpieron en la sala con la intención de llevarse a unos cuantos delincuentes a comisaría. Cuál fue su sorpresa al presenciar que la sala en la que hacía unos momentos era un auténtico frenesí de dinero va y dinero viene, se había convertido en una elegante tienda de zapatos o de chaquetas de último modelo, con maniquíes incluidos…
Por supuesto no faltaron las chuches, que generosamente entregó el padrino al finalizar la fiesta al mayor postor, es decir, al que más dinero tuviese.
En fin: éxito rotundo. Estos son todos los que participaron en la fiesta:
5º EP
6º EP
1º ESO
2º ESO
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