Valdelugueros 2012

Este año Valdelugueros tuvo algo especial. Si a alguien le preguntasen cómo le gustaría que fuese el comienzo de un campamento, qué mejor que ganando la Eurocopa. Desde otro punto de vista, dejarse la garganta la primera noche del campamento no es la mejor idea, pero cuando se habla de fútbol… entonces, vale la pena. El ambiente antes y después de la final fue espectacular. Cada gol te rompía el tímpano. Incluso hasta los menos futboleros fueron contagiados. 

Al día siguiente, comenzó el campamento de verdad: deporte, baño en el río, solárium, comida, Ceporrete, juego de tarde, juego de noche… y aunque cada día el horario era el mismo, el plan era muy distinto: si no jugabas al fútbol o al volley, te tocaba balón prisionero o kickball; si no escapabas de cuba, comprabas empresas, surcabas los bosques de Sherwood por la tarde, por la noche cazabas avutardas, cumplías una misión de comando auténtico, te convertías en Swat, contrabandista o formabas parte de las tropas del mismísimo Montgomery. Vamos, casi nada. Cada día una juego distinto, cada día una aventura distinta.
Como no todo el mundo puede ganarlo todo, fueron los “Mafia” de 6º los que ganaron el Ceporrete, mientras que los deportes los ganaron la UTT (“Unión temporal de tribus”) de 4º de Primaria formada por “Destructors” y “Muletas Asesinas”. Cabe destacar que los “Cosquillas” de 6º fueron primeros en deportes en la fase regular, pero fueron eliminados en la fase final. Los juegos se los llevaron los “Polacos” de 5º de Primaria, después de una lucha agónica con otras tribus. Por último, los “Tolfos” de 5º de Primaria se fueron al río con bañador y camiseta el último día como manda la tradición, ya que según se viene haciendo desde tiempos inmemorables, el Ceporrete debe ir al río el último día. Y al grito de “solo nosotros podemos” se fueron al río, jeques incluidos.
Cuando parecía que esto acababa de empezar, nos estábamos montando en el bus de vuelta. Y es que lo mucho que hemos disfrutado durante estos días de campamento, ha hecho que los días se pasen volando. Algunos ya están contando los días para volver, y no es de extrañar, porque un campamento en Valdelugueros es inolvidable, y más si es con el Jara.
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