El Geocaching es un juego a nivel mundial en el que personas de todos los lugares del globo terráqueo esconden pequeños tesorillos, suben las coordenadas y unas pistas a una web y los geocacheros se disponen a buscarlo. Una vez encontrado, cogen algo del bote, dejan otra cosa y dejan su firma estampada en una libreta.

Después del partido de fútbol –que por cierto ganamos 4-3-, primero de eso se quedó a comer por el Retiro y se puso manos a la obra para encontrar el mayor número de tesorillos (también llamado “caché”, en el vocablo del Geocaching).

El primero tardó en llegar. Después de no tener mucho éxito con el de la plaza del Ángel Caído, el que se encontraba en la gruta del Palacio de Cristal fue relativamente fácil de hallar para los geocacheros. Fue todo un trabajo en equipo. Primero David C. dijo que seguramente estaría entre unos arbustos, después Juan T. vio el sitio exacto en el que estaba y ya finalmente fue Santi V. el que hizo caso de las órdenes de Juan y vio el caché. Lo abrimos y descubrimos de todo: una moneda del Telepizza, unas mini-All Star… Cogimos la moneda, dejamos un caramelo y estampamos nuestra firma en la libreta del caché.

El siguiente caché lo descubrimos cerca del Bosque. Fue el resultado de pensar como una ardilla, pues estaba bien escondido entre los agujeros del tronco. Estábamos enrrachados, pero la suerte se truncó cuando no logramos hacernos con los otros dos que teníamos previstos.

Lo mejor de todo fue sin duda la aportación del Jara al mundo del Geocaching. Preparamos un caché, bien escondido entre las piedras de un muro, todo gracias a la idea de Martín H. y Pedro F.

{phocagallery view=category|categoryid=195|limitstart=0|limitcount=0}