Pasó la tormenta africana.

El domingo pasado, con puntualidad suiza, se abrió el telón de Náufragos a las 17.30. Espera. Te cuento.

Náufragos ha sido la última ópera rock del Jara Club. Se trata de un remake de una obra original creada en los estudios del Jara que fue representada por primera vez en 2008, y en esta ocasión la hemos tuneado para ofrecerla con nuevo esplendor. Además, hemos incluido algunas novedades enriqueciendo una historia estupenda.

Estamos en una isla perdida en el mundo. Un náufrago (Nacho Marín) acaba de perderse entre las maderas de un barco a la deriva y las olas de un mar bravo. Está sólo. Momentáneamente… Hasta que aparece otro náufrago (Luis Wesolowski) que lleva tres años en la isla más sólo que Amundsen en el polo norte. Y solos los dos perdidas entre la arena y el mar, con una sola palmera de fondo, empiezan a sentirse más solos entre aventureros, geólogos, surfistas, y otros turistas ajenos a su problema de soledad creciente.

Cualquier empeño por salir de ese círculo de arenas vivas se frustra. Al final, meten su esperanza en una botella con HELP! y la lanzan al mar esperando que, al menos, el futuro pudiera contar la historia de su soledad desierta.

Y entonces empieza la marca: indígenas, piratas, un Rey Negro De Los De Verdad (Jorge Ruiz), piratas, el chamán dopado (Miguel de Wouters), las flechas, los arcos, las lanzas, los trabucos… La tensión, el agobio, la crueldad, la agonía… y la alegría, la paz, la amistad… ¡Y los miles de encanto que encierra África!!

Cerca de 100 actores de entre 5º de EP y 2º de BACH, un decorado gigante, disfraces, luces, colores, música, bailes, ruidos, gritos, sonrisas, aplausos… Carreras, misterios, peligros, persecuciones, coreografías, muertes, vidas…

Impecables las actuaciones: desde los náufragos, el Rey León Malísimo de la Muerte, sus consejeros, su corte, el pueblo africano… hasta el capitán pirata (Jacobo Hernández de Armijo), el pirata borrachín (Álvaro Dusmet), el de la Coca-Cola, y los indígenas tramposos, los jugadores, el equipo de rescate…

El escenario de Tajamar se convirtió el domingo en la selva más fiestera. Actores de nivel y una adecuada puesta en escena volvieron a cautivar a ese público cautivo que siempre disfruta y siempre dice qué-mérito-tenéis… Decenas de padres, madres, hermanos, hermanas, abuelos, vecinos, amigos, y antiguos alumnos rebosaron el patio de butacas. Una vez más, pudimos obsequiarle entre todos con un musical divertido y hecho con todo el cariño del world.

Las fotos hablan por sí solas. Dejemos paso a la imagen. Después llegará el vídeo. Pero mientras tanto, nos quedamos con el recuerdo. Detrás de bastidores lo pasamos de lujo (ensayos, ensayos, ensayos…), y todo ese esfuerzo disfrutón siempre tiene recompensa.