Los chavales de quinto recrearon la gran batalla que tuvo lugar hace ya mucho tiempo en Asia Menor. La sala de estudio se transformó en campo de batalla. Dos ejércitos se enfrentaron con unos proyectiles, un tanto sofisticados, lanzados desde unas trincheras improvisadas.

Alfonso y Jesús, uno de cada ejército, fueron sin duda los más aguerridos combatientes. Cuando coincidieron en el cambo de batalla Lucas y Luis todos creímos ver a Ulises y Paris en acción. Gonzalo y David optaron por resguardecerse en las esquinas del tablero y, con muy buena puntería, diezmar al contrario. Tomás y Álvaro dieron mucho que hablar, una defensa implacable y una determinación jamás hallada. Rodrigo se dejó más que la piel en el terreno, se metió tanto que en algún momento habló en griego antiguo. Manuel y Pablo, como cabecillas de sus respectivos bandos idearon diversas tácticas buscando siempre el ataque sorpresa y los puntos flacos del enemigo.

Desde el principio hasta el final todos amigos y con el deseo de que el finde que viene llegue cuanto antes.

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