Como todos los años, desde el Jara intentamos ayudar a los demás. Esencial. Los chavales que vienen por el Club se encuentran con actividades sociales que nos ayudan a todos a percibir los problemas de las personas necesitadas, a echar una mano para alegrarles algo la vida, y a ser conscientes de la realidad de una parte de nuestra ciudad y de nuestro país a la que es, al ir tan rápido, podemos ser ajenos.

Visitas a ancianos que están un poco solos y a personas sin techo que viven en la calle las hacemos durante todo el curso, y también en Navidad.

Estas navidades hemos vivido dos acontecimientos especiales, en esta línea. En el primero, los más pequeños del Club asistieron a pasar un rato con nuestros vecinos de la residencia de ancianos de Paseo de la Habana. Le cantaron villancicos y les llevaron un poco de alegría, además de la que les llevan habitualmente sus familiares. La otra acción social fue la tradicional invitación a café y bollos a algunos sin techo del centro: un portugués sin trabajo, una rumana, un grupo de extranjeros refugiados en Ópera… Les dieron café caliente y bollos. Pero lo que más agradecieron todos y todas fue la conversación.